Los detuvieron por atentado al pudor. Y nadie les creyó cuando el hombre y la
mujer trataron de explicarse. En realidad, su amor no era sencillo. El padecía
claustrofobia, y ella, agorafobia. Era sólo por eso que fornicaban en los umbrales.
Benedetti
1 comentario:
O sea, ni chicha ni limoná! jajaja
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